La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.
Vivir la Semana Santa es acompañar a Jesús con nuestra oración, sacrificios y el arrepentimiento de nuestros pecados. Asistir al Sacramento de la Penitencia en estos días para morir al pecado y resucitar con Cristo el día de Pascua.
Estos días recordamos la Última Cena de Jesús con sus apóstoles en la que les lavó los pies dándonos un ejemplo de humildad y servicio. En la Última Cena, Jesús se quedó con nosotros en el pan y en el vino, nos dejó su cuerpo y su sangre. Es el jueves santo cuando instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Al terminar la última cena, Jesús se fue a orar, al Huerto de los Olivos. Ahí pasó toda la noche y después de mucho tiempo de oración, llegaron a aprehenderlo.
Actualmente se está tomando conciencia del sacrificio de Jesús, a pesar que aún hay personas, familias enteras, que se dedican a tomar estos días como unas pequeñas vacaciones, donde el licor, las comidas abundantes y la diversión, están primero que recordar que Jesús murió por culpa de todos nosotros.
ACTIVIDADES MARZO 2018
Hace 7 años