lunes, 30 de agosto de 2010

QUE ES UN LAICO?

Muchas veces se piensa o se dice que los laicos somos cristianos de segunda categoría, valemos menos que los sacerdotes y las religiosas, somos cristianos incompletos y no tenemos derecho a opinar, decidir o llevar a cabo nada en la Iglesia. En los consejos parroquiales, muchos sacerdotes se limitan a informar e imponer sus propias decisiones. En cuanto a consejos económicos de las parroquias, prácticamente no existen. Cuando se trata de un curso de formación, un retiro o un encuentro especial, se invitan a sacerdotes o religiosas de afuera, pero muy pocas veces a un laico para que dé la charla. Los ministros extraordinarios de la comunión son objeto de susceptibilidades y calumnias, las Celebraciones de la Palabra que puede hacer un laico cuando no hay sacerdote, no encuentran mucho interés. Los catequistas del campo, laicos muy entregados a su servicio, no tienen mucha importancia una vez que aparece el sacerdote.
En esta concepción del laico, y en estas prácticas frente a él, hay un error teológico fundamental. Es que los laicos no somos cristianos de baja categoría, sino somos nosotros primera categoría en la Iglesia. Y no solamente somos la mayoría, sino somos nosotros lo más importante en la Iglesia. Todo el resto que hay en la Iglesia, existe para servirnos a nosotros, los laicos.
Estas afirmaciones tal vez pueden chocar a uno y otro laico, y pueden tal vez incluso ofender a algunos sacerdotes. No es esta mi intención. Pero sí intento afirmar la importancia que tenemos nosotros, los laicos en la Iglesia, frente al resto de los miembros de la Iglesia, y frente al mundo. En primer lugar, diré entonces, cuál es nuestro papel, nuestro rol y nuestra importancia en la Iglesia. Y en segundo lugar, cuál es nuestra relación con los no laicos en la Iglesia. Veamos.

Los laicos en la Iglesia.....

¿Qué quiere decir "laico"? Esta palabra viene del idioma griego, y significa "el que pertenece al pueblo". Este era el significado en el mundo griego, aún fuera de la Iglesia. El que pertenece al pueblo en un sentido específico: No tiene ningún cargo. No es autoridad, alcalde, concejal, policía, oficial, juez y no tiene ninguna otra función. Nosotros diríamos: "es base".
Así en el pueblo griego se llamaban laicos todos los adultos que tenían derecho de ciudadanía, menos las autoridades. Y como la Iglesia ha formado sus estructuras en el mundo griego, cuando buscaban una palabra para todos los cristianos que no eran sacerdotes, diáconos y obispos, los llamaban también "laicos". Recordemos lo que quiere decir esto: Los que pertenecen al pueblo con todos los derechos, porque son mayores de edad, son ciudadanos. Ahora bien, si entendemos a la Iglesia como el Pueblo de Dios, nosotros, los laicos, tenemos en ella todos los derechos. Somos mayores de edad, somos de primera categoría.
Y existe también una razón teológica para afirmar esto: En todos nosotros, en cada uno y en cada una, vive el Espíritu Santo. El Apóstol San Juan nos dice en su primera carta: "Y en cuanto a ustedes, la unción que han recibido de Él permanece en ustedes y no necesitan que nadie les enseñe." (1 Jn 2,27) La unción que hemos recibido, es el Espíritu Santo. Y si el Espíritu Santo permanece en nosotros, dice San Juan, no necesitamos que nadie nos enseñe. Porque él mismo nos enseña todo lo que necesitamos saber. No quiero afirmar que no necesitamos la Iglesia ni mucho menos la Palabra de Dios de la Biblia. Pero sí quiero decir que no dependemos en nuestra fe de la enseñanza de los sacerdotes. Somos mayores de edad. Somos laicos.

Los laicos y los demás miembros de Cristo

Entonces, si ello es así, ¿para qué necesitamos a los sacerdotes? ¿Para qué sirven? Sirven justamente para afirmarnos y apoyarnos en nuestra mayoría de edad. Sirven para servirnos. Así lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "El ministerio ordenado o sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio bautismal." (CatIC 1120) El sacerdocio bautismal somos nosotros, todos los bautizados somos sacerdotes por este sacramento. A diferencia de este sacerdocio común existe el sacerdocio ministerial u ordenado. ¿Qué quiere decir "ministerial"?
Al servicio de los demás. Los sacerdotes ordenados están al servicio de los demás cristianos, de los laicos. Vuelvo a citar el Catecismo:
Mientras el sacerdocio común de los fieles se realiza en el desarrollo de la gracia bautismal (vida de fe, de esperanza y de caridad, vida según el Espíritu), el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común, en orden al desarrollo de la gracia bautismal de todos los cristianos. (CatIC 1547)
En la práctica de nuestras parroquias, muchas veces vemos todo lo contrario: Los laicos estamos al servicio de los sacerdotes. Ellos son los dueños de las parroquias, nosotros tenemos que servirles. En realidad, la Iglesia manda que tiene que ser al revés. Es la vida cristiana del laico la que cuenta en ella. El trabajo del sacerdote solamente está al servicio del desarrollo de la fe, de la esperanza y del amor de los laicos. Por esto digo, que nosotros somos lo más importante en la Iglesia. Los sacerdotes, los obispos, las religiosas y los diáconos existen en función de nosotros, tienen que apoyarnos en nuestra vida cristiana.

La misión del Laico

Todo lo que he dicho hasta ahora, no lo dije para que nos sintiéramos mejor. O para que nos pensáramos los mejores, los predilectos o los elegidos. Lo he dicho, para que pudiéramos entender mejor nuestra propia misión como laicos. Cuántas veces, frente a la situación de nuestro país, se ha escuchado decir: "La Iglesia debería pronunciarse frente a esto." Cuántas veces, también nosotros decimos "la Iglesia debería..." y "la Iglesia tendría que...", pensando que la Iglesia son los obispos y sacerdotes. Si recordamos bien lo que acabo de decir, si "la Iglesia debería", somos nosotros los que debemos. Y si "la Iglesia tendría que", somos nosotros los que tenemos que hacer algo. Los sacerdotes y obispos están al servicio de nuestra fe y nuestro amor. Si queremos que este mundo cambia, no debemos esperar a que actúen nuestros pastores. Si queremos que se ayude a los pobres de este país, no debemos exigir que lo hagan nuestros obispos. Si queremos que se trabaje a favor de la justicia, no debemos reclamar las homilías y pronunciamientos de los sacerdotes. Y también, si queremos que nuestra parroquia sea más cristiana, más acogedora y más humana, no debemos culpar a nuestro párroco.
Nosotros somos la Iglesia, y nosotros tenemos la misión de construir el Reino de Dios en este mundo y de vivir una Iglesia que sea signo de este Reino. Es nuestra misión. La Iglesia no tiene dos misiones diferentes, una grande para el clero y una chiquitita para los laicos. Tiene una sola misión, la de continuar la obra de Jesús, y esta misión es nuestra.
Por esto, si nos sentimos primera categoría en la Iglesia, debemos también actuar así. Si la misión de la Iglesia es nuestra misión, debemos desempeñarla. Entonces, ¿cómo podemos hacer esto? ¿Cómo desarrollamos esta misión? Cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar en "las ciudades y sitios a donde él había de ir" (Lc 10,1), les dio en una ocasión tres encargos: "coman lo que les pongan; curen los enfermos [...], y díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’." (Lc 10,8s) Estos tres encargos valen también para nosotros y nos explican, cuál es nuestra misión de laicos.
"Coman lo que les pongan"

En primer lugar, Jesús nos dice: "Coman lo que les pongan." Es una advertencia sencilla y tal vez un poco rara. Pero si lo tomamos en serio, no siempre es tan fácil. Si nosotros vamos al campo, y nos ofrecen un plato, no siempre es muy fácil comerlo. Lo que Jesús nos quiere decir con esta advertencia es, debemos respetar la cultura de los demás. Debemos respetar también la pobreza de los demás. Debemos aceptar a las personas tal como son y no desear desde el principio algo distinto. La persona vale más que el plato que puede ofrecer o el idioma que habla o la vestimenta que tiene puesto.
Todo esto es parte de nuestro testimonio de vida. Este testimonio puede mucho más que nuestros discursos y más aún que nuestras obras. Si rechazamos el plato de comida o si rechazamos a una persona por su cultura, no vamos a poder cumplir con nuestra misión. Esta misión empieza con las cosas sencillas, nuestra manera de actuar, de relacionarnos, con la sencillez y la humildad. Empieza con el respeto a todas las personas que Dios ha creado.

"Curen los enfermos"

La segunda advertencia que Jesús les da a sus discípulos y también a nosotros, es "curen los enfermos". Nosotros no vamos a poder curar como él curó. Pero lo que nos dice este mandato de Jesús es, debemos preocuparnos de lo corporal y de lo material. No en el sentido que le quiere dar nuestra sociedad a lo material. En nuestra sociedad cuenta más quien tiene más. La acumulación de lo material se ha convertido en idolatría. Lo que Jesús nos manda es: Tenemos que preocuparnos de los problemas corporales y materiales de los pobres. Tenemos que buscar la justicia, la igualdad, la liberación de todos. Estas cosas no son mundanas y no figuran en un segundo plano para los cristianos. Es una de las advertencias centrales de Jesús para sus discípulos.
"Díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’."

Y en último lugar, Jesús también nos envía a decir: "El Reino de Dios está cerca." También nosotros, los laicos, participamos en este anuncio explícito de la palabra de Dios. Podemos anunciar a todo el mundo el amor que Dios nos tiene. Podemos anunciar su preferencia para los pobres y para los que sufren. Podemos, al mismo tiempo, denunciar todo lo que va en contra de la voluntad de Dios: la injusticia, la violencia, la corrupción, el maltrato. Y podemos invitar a todos a vivir ya de esta realidad tan cercana del Reino de Dios. Para nosotros, los cristianos, la realidad ya cambió. Ya no valen los valores de este mundo. Ya no valen el éxito, la riqueza, el prestigio. Lo que ahora vale es la solidaridad, el amor, la alegría y la justicia.

Jesús nos dice: "coman lo que les pongan; curen los enfermos y díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’." Nosotros, como laicos, podemos cumplir con esta misión. Es nuestra. No podemos esperar hasta que otros en la Iglesia cumplan con ella. Nosotros somos la Iglesia.

lunes, 23 de agosto de 2010

EL ENGAÑO

Cuando escuchamos de engaño lo asociamos a decepción, traición y mentira. También, al dolor psicológico que eso conlleva. Engañar es faltar a la verdad en lo que se dice, se hace, se cree o se piense. Asimismo, es dar a lo falso apariencia de veracidad o provocar que alguien tenga por cierto lo que no lo es. El autoengaño es cerrar los ojos a la realidad, por ser más grato y cómodo aceptar la mentira, . El engaño que más ocurre es el de un ser querido o el de la persona a quien amamos. El dolor que nos causa es porque normalmente no podemos concebir que alguien que nos quiera nos mienta. Si un adversario o desconocido nos engaña le llamamos estafador o mentiroso pero si nos tima el ser amado nos sentimos desolados. En estos casos, el engaño más frecuente es por temor a enfrentar la ira del otro.

Por otra parte, no solamente el engaño tiene que ver con los familiares o el cónyuge. Sembrar falsas ilusiones también es engaño y constantemente estamos percibiendo situaciones, informaciones, publicidad y propaganda de hechos que crean falsas expectativas. Sin embargo, en un sinnúmero de ocasiones no nos damos cuenta y las dejamos pasar, otras veces creemos y vivimos de esas ilusiones hasta el punto de convertirse en verdaderas necesidades. Estas ilusiones o espejismos nos pueden segar el entendimiento a pesar de que la razón nos diga lo contrario.

El ser humano sabe que existe el engaño y no obstante sucumbe ante las tretas. No siempre se está preparado para la trampa por más que se crea, se sea inteligente o se tenga experiencia. Un dicho popular nos advierte: "Al mejor cazador se le va la liebre".

Para enfrentar el engaño lo importante es buscar la mayor información posible, utilizar nuestra intuición, y por último, la razón antes que la emoción. Un viejo proverbio árabe dice que la primera vez que te engañen, será culpa del otro, pero la segunda será culpa tuya.

Cuando nos engañen lo más recomendable es superar la desesperación y los juicios emocionales hasta donde podamos y preguntarnos cuál fue la causa, cómo sucedió y en qué circunstancias. Qué pasó para llegar a esa situación. Además, debemos dejar a un lado el odio o el deseo de venganza. Luego hablar con la persona que nos engañó y confrontarlo pidiendo una explicación.

Abraham Lincoln dijo: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo. todo el tiempo".

ME PREGUNTO "Y CUANDO UNA PERSONA ENGAÑA A OTRA, PARA QUE ESA PERSONA ENGAÑE A LOS DEMAS", ¿Que pena tendría?


"EL AUTOENGAÑO ES CERRAR LOS OJOS A LA REALIDAD, POR SER MAS GRATO Y COMODO,... ACEPTAR LA MENTIRA".

Los quiero mucho

sábado, 21 de agosto de 2010

RENCOR

Este es, sin duda, uno de los temas duros de la vida. A su alrededor se han creado catedrales de malentendidos y no pocas enfermedades asociadas a la necedad de continuar siendo víctimas de quienes nos han herido.
Perdonar es la experiencia de paz y comprensión que se siente en el presente. Se perdona al confrontar las reglas rígidas que uno ha trazado
para el comportamiento de los demás, y al enfocar la atención en las cosas
buenas de la vida, no en las malas.
Perdonar no significa olvidar o negar las cosas dolorosas ocurridas.
Perdonar es la poderosa afirmación de que las cosas malas no arruinarán nuestro presente, aun cuando hayan arruinado nuestro pasado.
Hay tres componentes principales que motivan la creación de largos y dolorosos resentimientos:
* Tomar la ofensa exageradamente personal
* Culpar al ofensor por nuestros sentimientos
* Crear una historia de rencor

PERDONAR ES DIVINO....
Los quiero mucho

martes, 3 de agosto de 2010

R E S P E T O

QUE IMPORTANTE ES EN ESTOS TIEMPOS:

El Respeto es una de las bases sobre la cual se sustenta la ética y la moral en cualquier campo y en cualquier época. Tratar de explicar que es respeto, es por demás difícil, pero podemos ver donde se encuentra.
El respeto es aceptar y comprender tal y como son los demás, aceptar y comprender su forma de pensar aunque no sea igual que la nuestra, aunque según nosotros esta equivocado, pero quien puede asegurarlo por que para nosotros; esta bien los que están de acuerdo con nosotros, sino lo están; creemos que ellos están mal, en su forma de pensar, pero quien asegura que nosotros somos los portadores de la verdad, hay que aprender a Respetar y aceptar la forma de ser y pensar de los demás.
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Es aceptar y comprender al humilde y al engreído, al pobre y al rico, al sabio y al ignorante, es por pequeña o grande que sea, física, moral o intelectualmente situarla en el mismo lugar de comprensión y comprender su forma de ser pues se comprende que ese ser humano se merece toda tu atención, no importando su condición.
Si ahora hizo mal o esta mal, respétala y trata de enseñarle el camino recto, nunca queriendo imponerlo, solo enséñale el camino e invítalo a recorrerlo, pero siempre, respetando su decisión de recorrerlo o no.

Por que esto, cada quien es un alma libre y tú al igual que lo hace el cielo debes de darle libre albedrío a esa alma, en el camino de la evolución debe recorrer su propio camino, mira que grande es Dios como quiera que lo concibas, deja que actúes a tu completa libertad te respeta como lo más sagrado ,ah pero eso si antes de actuar paras bien o para mal te dice las consecuencias de tus actos y de ti es toda la libertad de actuar a tu propia decisión sabiendo de antemano las consecuencias de tus actos, por eso no es propio reclamar al cielo por que nos castiga cuando obramos mal, ANALIZELO....

Pero. ¡ Que pobre alma es aquella que no puede respetar, al los animales y a las plantas, a los ríos y lagos, al más humilde de los hombres, al pequeño que camina delante de el, a la mujer con la que comparte su vida, a aquellas con las que se relaciona, al hombre que lo cree menos por n tener incapacidades físicas, al basurero que por sucio y humilde que sea su trabajo, sin el su vida seria un basurero, al engreído por que gracias a el al conocerlo puedes evitar ser como el, al colérico, por que puedes comprender la importancia de saberse controlar, al feo por que te ayuda a comprender que la belleza se encuentra en el alma, al ignorante por que sabes que es el comienzo de la sabiduría ! .

Pero a veces se pierde el respeto a alguien ya sea por que lastimo a alguien de cualquier forma o por varias razones, casi se es inevitable, pero a lo que concierne este comentario, es solo para mencionar que cuando algo así pasa, se debe mantener ese respeto hasta donde sea prudente conservarlo si se tiene que actuar de una forma por demás imperiosa para resolver ese asunto aunque sea, algo reprochable ante los demás, hágalo, si en verdad intento, varios medios y no logro esa armonía, haga lo que tenga que hacer, que en nada es reprochable pues se tiene el derecho de tratar de convivir en paz, y si no hay otra opción, el cielo sabrá perdonar. Espero este comentario no sea mal interpretado pues es muy susceptible de entenderse mal, pero espero me entienda.

El respeto, debe ser nuestra relación con los demás, sería una agradable forma de conducirse por la vida, pero aunque lo parezca, respetar a los demás es relativamente difícil. Por la forma en que se nos ha educado a relacionarnos con los demás, que a veces tritura esta virtud desde sus comienzos, pero trate de cultivar en su corazón el respeto, poco a poco, aliméntelo con el ejercicio constante de la misma, y vera lo bien que se sentirá consigo mismo, a veces tambaleara, y pensara que no lo logra, pero manténgase firme, y al final DIOS sabrá recompensar su esfuerzo, hay tanto en la palabra de respeto y en su ejercicio, que preferiría lo meditara usted mismo y saque sus propias conclusiones, pues ellas se merecen toda su atención………….. Los quiero mucho....Edo

lunes, 2 de agosto de 2010

EL LENGUAJE DEL AMOR

¿Qué nos dificulta hablar con el lenguaje del amor?

Hay ciertas actitudes que nos hacen más difícil la comunicación.
Si queremos aprender a hablar con el lenguaje del amor, debemos renunciar a:

REACCIONAR DE INMEDIATO:
Puede ser que tu reacción este realmente motivada en situaciones del pasado, que ya no tienen lugar, pero que al recordarlas hacen que no permitas en la otra persona una oportunidad para corregir.
USAR EXPRESIONES INSULTANTES:
No la uses con los demás ni contigo mismo, no uses esas frases demoledoras, que sabes llegan justo a la herida de quién te habla.
CORTAR LA COMUNICACION:
Terminar abruptamente una conversación es una forma de violencia contra el otro, igual sucede con los monólogos, en los que siempre quieres dar la última palabra y abandonas dando la espalda y eludiendo al otro.
CANTALETA:
Sermonear constantemente, perseguir a otro para obligarlo a que te escuche, manipular la conversación.
VOLVER AL PASADO:
Retomar heridas o discusiones del pasado para discutir sobre el acontecimiento presente es no permitir la sanación. En la relación la mejor herramienta para mantener una comunicación limpia es el perdón.
IRONIA:
No uses frases irónicas, con ellas disfrazas de agresividad lo que quieres decir y hace que tu comunicación se torne violenta.
NECESIDAD DE TENER LA RAZÓN:
La lucha por la razón te aleja de los demás, ganar la pelea por la razón no te hace feliz.
JUSTIFICARSE:
Dar explicaciones, aún sin que te las pidan, muestra que te has sentido atacado y produce una reacción que combina rabia y miedo.
DESAPROBAR LOS SENTIMIENTOS:
Respeta los sentimientos de los demás, comparte y explora un poco más para conocerle mejor y poder entenderle.
SER INFALIBLE:
En ocasiones tendrás que aprender a ceder para llegar a un acuerdo, tu también te puedes equivocar.
LEVANTAR LA VOZ:
El amor no grita; Cada vez que hables con gritos estas agrediendo a tu interlocutor.
MENSAJES DISFRAZADOS:
Habla con claridad, no utilices las indirectas para expresarte.
DISCUTIR POR CUALQUIER COSA:
Bajo una discusión que se ha vuelto repetitiva, se esconde un motivo totalmente distinto al que aparentemente creó la discusión, pero del cual no se expresó nada en el momento indicado y del cual se guarda y queda aún algo por decir.
ACUMULAR AGRAVIOS:
Habla en su momento de lo que te ha molestado de otra persona, no acumules motivos para discutir luego y facilitar que la situación sea peor.º
VENCER EN LA DISCUSIÓN:
Al ganar en una discusión, puedes perder más de lo que te imaginas.
AMENAZAR O CULPAR:
Ambas cosas son jugar con las emociones de los demás y aprovecharlas en beneficio de tu ego.
ASUMIR:
No permitas que las dudas te hagan suponer o asumir algo que entiendes. Pregunta y aclara para que tengas seguridad en lo que hagas.
COMENTAR CON OTROS LA DISCUSIÓN:
No involucres terceros en la discusión. No busques que otros intercedan por ti, ni que se conviertan en tus defensores.
Todas las anteriores son actitudes que dificultan la comunicación y por ende, nos separan de los demás, nos separan del amor.
Cada persona que encontramos en nuestro camino es una oportunidad de aprender.
Si hay alguien en tu vida con quién es más difícil relacionarte, míralo como tu maestro, porque es quién te muestra el limite de tu amor, hasta donde eres capaz de amar a alguien; Por esa misma razón, es más importante VER que PERCIBIR.
Todas las personas dan amor o piden amor en todas las situaciones de su vida.
Cada agresión que recibas, mírala como una petición de amor y respóndela con el lenguaje del amor. Porque cada vez que respondas con ataque, te estas atacando a ti.
Perdonar es ver de otra manera, desde tu corazón; No podemos pasarnos la vida esperando a que los demás cambien, lo que más nos molesta de los demás, es lo que nosotros mismos tenemos que mejorar, la agresividad que ves en otro, es la tuya propia.

Aplica estos pequeños consejos y verás como mejorar tu comunicación.
Descubre que es lo que el otro siente, identifica la causa, encuentra donde quiere llegar, permite que exprese lo que siente, no dejes envejecer los problemas y recuerda que el mundo es un eco de lo que tu dices y te da tanto como tu das.
Los quiero mucho.....Edo