Muchas veces se piensa o se dice que los laicos somos cristianos de segunda categoría, valemos menos que los sacerdotes y las religiosas, somos cristianos incompletos y no tenemos derecho a opinar, decidir o llevar a cabo nada en la Iglesia. En los consejos parroquiales, muchos sacerdotes se limitan a informar e imponer sus propias decisiones. En cuanto a consejos económicos de las parroquias, prácticamente no existen. Cuando se trata de un curso de formación, un retiro o un encuentro especial, se invitan a sacerdotes o religiosas de afuera, pero muy pocas veces a un laico para que dé la charla. Los ministros extraordinarios de la comunión son objeto de susceptibilidades y calumnias, las Celebraciones de la Palabra que puede hacer un laico cuando no hay sacerdote, no encuentran mucho interés. Los catequistas del campo, laicos muy entregados a su servicio, no tienen mucha importancia una vez que aparece el sacerdote.
En esta concepción del laico, y en estas prácticas frente a él, hay un error teológico fundamental. Es que los laicos no somos cristianos de baja categoría, sino somos nosotros primera categoría en la Iglesia. Y no solamente somos la mayoría, sino somos nosotros lo más importante en la Iglesia. Todo el resto que hay en la Iglesia, existe para servirnos a nosotros, los laicos.
Estas afirmaciones tal vez pueden chocar a uno y otro laico, y pueden tal vez incluso ofender a algunos sacerdotes. No es esta mi intención. Pero sí intento afirmar la importancia que tenemos nosotros, los laicos en la Iglesia, frente al resto de los miembros de la Iglesia, y frente al mundo. En primer lugar, diré entonces, cuál es nuestro papel, nuestro rol y nuestra importancia en la Iglesia. Y en segundo lugar, cuál es nuestra relación con los no laicos en la Iglesia. Veamos.
Los laicos en la Iglesia.....
¿Qué quiere decir "laico"? Esta palabra viene del idioma griego, y significa "el que pertenece al pueblo". Este era el significado en el mundo griego, aún fuera de la Iglesia. El que pertenece al pueblo en un sentido específico: No tiene ningún cargo. No es autoridad, alcalde, concejal, policía, oficial, juez y no tiene ninguna otra función. Nosotros diríamos: "es base".
Así en el pueblo griego se llamaban laicos todos los adultos que tenían derecho de ciudadanía, menos las autoridades. Y como la Iglesia ha formado sus estructuras en el mundo griego, cuando buscaban una palabra para todos los cristianos que no eran sacerdotes, diáconos y obispos, los llamaban también "laicos". Recordemos lo que quiere decir esto: Los que pertenecen al pueblo con todos los derechos, porque son mayores de edad, son ciudadanos. Ahora bien, si entendemos a la Iglesia como el Pueblo de Dios, nosotros, los laicos, tenemos en ella todos los derechos. Somos mayores de edad, somos de primera categoría.
Y existe también una razón teológica para afirmar esto: En todos nosotros, en cada uno y en cada una, vive el Espíritu Santo. El Apóstol San Juan nos dice en su primera carta: "Y en cuanto a ustedes, la unción que han recibido de Él permanece en ustedes y no necesitan que nadie les enseñe." (1 Jn 2,27) La unción que hemos recibido, es el Espíritu Santo. Y si el Espíritu Santo permanece en nosotros, dice San Juan, no necesitamos que nadie nos enseñe. Porque él mismo nos enseña todo lo que necesitamos saber. No quiero afirmar que no necesitamos la Iglesia ni mucho menos la Palabra de Dios de la Biblia. Pero sí quiero decir que no dependemos en nuestra fe de la enseñanza de los sacerdotes. Somos mayores de edad. Somos laicos.
Los laicos y los demás miembros de Cristo
Entonces, si ello es así, ¿para qué necesitamos a los sacerdotes? ¿Para qué sirven? Sirven justamente para afirmarnos y apoyarnos en nuestra mayoría de edad. Sirven para servirnos. Así lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "El ministerio ordenado o sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio bautismal." (CatIC 1120) El sacerdocio bautismal somos nosotros, todos los bautizados somos sacerdotes por este sacramento. A diferencia de este sacerdocio común existe el sacerdocio ministerial u ordenado. ¿Qué quiere decir "ministerial"?
Al servicio de los demás. Los sacerdotes ordenados están al servicio de los demás cristianos, de los laicos. Vuelvo a citar el Catecismo:
Mientras el sacerdocio común de los fieles se realiza en el desarrollo de la gracia bautismal (vida de fe, de esperanza y de caridad, vida según el Espíritu), el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común, en orden al desarrollo de la gracia bautismal de todos los cristianos. (CatIC 1547)
En la práctica de nuestras parroquias, muchas veces vemos todo lo contrario: Los laicos estamos al servicio de los sacerdotes. Ellos son los dueños de las parroquias, nosotros tenemos que servirles. En realidad, la Iglesia manda que tiene que ser al revés. Es la vida cristiana del laico la que cuenta en ella. El trabajo del sacerdote solamente está al servicio del desarrollo de la fe, de la esperanza y del amor de los laicos. Por esto digo, que nosotros somos lo más importante en la Iglesia. Los sacerdotes, los obispos, las religiosas y los diáconos existen en función de nosotros, tienen que apoyarnos en nuestra vida cristiana.
La misión del Laico
Todo lo que he dicho hasta ahora, no lo dije para que nos sintiéramos mejor. O para que nos pensáramos los mejores, los predilectos o los elegidos. Lo he dicho, para que pudiéramos entender mejor nuestra propia misión como laicos. Cuántas veces, frente a la situación de nuestro país, se ha escuchado decir: "La Iglesia debería pronunciarse frente a esto." Cuántas veces, también nosotros decimos "la Iglesia debería..." y "la Iglesia tendría que...", pensando que la Iglesia son los obispos y sacerdotes. Si recordamos bien lo que acabo de decir, si "la Iglesia debería", somos nosotros los que debemos. Y si "la Iglesia tendría que", somos nosotros los que tenemos que hacer algo. Los sacerdotes y obispos están al servicio de nuestra fe y nuestro amor. Si queremos que este mundo cambia, no debemos esperar a que actúen nuestros pastores. Si queremos que se ayude a los pobres de este país, no debemos exigir que lo hagan nuestros obispos. Si queremos que se trabaje a favor de la justicia, no debemos reclamar las homilías y pronunciamientos de los sacerdotes. Y también, si queremos que nuestra parroquia sea más cristiana, más acogedora y más humana, no debemos culpar a nuestro párroco.
Nosotros somos la Iglesia, y nosotros tenemos la misión de construir el Reino de Dios en este mundo y de vivir una Iglesia que sea signo de este Reino. Es nuestra misión. La Iglesia no tiene dos misiones diferentes, una grande para el clero y una chiquitita para los laicos. Tiene una sola misión, la de continuar la obra de Jesús, y esta misión es nuestra.
Por esto, si nos sentimos primera categoría en la Iglesia, debemos también actuar así. Si la misión de la Iglesia es nuestra misión, debemos desempeñarla. Entonces, ¿cómo podemos hacer esto? ¿Cómo desarrollamos esta misión? Cuando Jesús envió a sus discípulos a predicar en "las ciudades y sitios a donde él había de ir" (Lc 10,1), les dio en una ocasión tres encargos: "coman lo que les pongan; curen los enfermos [...], y díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’." (Lc 10,8s) Estos tres encargos valen también para nosotros y nos explican, cuál es nuestra misión de laicos.
"Coman lo que les pongan"
En primer lugar, Jesús nos dice: "Coman lo que les pongan." Es una advertencia sencilla y tal vez un poco rara. Pero si lo tomamos en serio, no siempre es tan fácil. Si nosotros vamos al campo, y nos ofrecen un plato, no siempre es muy fácil comerlo. Lo que Jesús nos quiere decir con esta advertencia es, debemos respetar la cultura de los demás. Debemos respetar también la pobreza de los demás. Debemos aceptar a las personas tal como son y no desear desde el principio algo distinto. La persona vale más que el plato que puede ofrecer o el idioma que habla o la vestimenta que tiene puesto.
Todo esto es parte de nuestro testimonio de vida. Este testimonio puede mucho más que nuestros discursos y más aún que nuestras obras. Si rechazamos el plato de comida o si rechazamos a una persona por su cultura, no vamos a poder cumplir con nuestra misión. Esta misión empieza con las cosas sencillas, nuestra manera de actuar, de relacionarnos, con la sencillez y la humildad. Empieza con el respeto a todas las personas que Dios ha creado.
"Curen los enfermos"
La segunda advertencia que Jesús les da a sus discípulos y también a nosotros, es "curen los enfermos". Nosotros no vamos a poder curar como él curó. Pero lo que nos dice este mandato de Jesús es, debemos preocuparnos de lo corporal y de lo material. No en el sentido que le quiere dar nuestra sociedad a lo material. En nuestra sociedad cuenta más quien tiene más. La acumulación de lo material se ha convertido en idolatría. Lo que Jesús nos manda es: Tenemos que preocuparnos de los problemas corporales y materiales de los pobres. Tenemos que buscar la justicia, la igualdad, la liberación de todos. Estas cosas no son mundanas y no figuran en un segundo plano para los cristianos. Es una de las advertencias centrales de Jesús para sus discípulos.
"Díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’."
Y en último lugar, Jesús también nos envía a decir: "El Reino de Dios está cerca." También nosotros, los laicos, participamos en este anuncio explícito de la palabra de Dios. Podemos anunciar a todo el mundo el amor que Dios nos tiene. Podemos anunciar su preferencia para los pobres y para los que sufren. Podemos, al mismo tiempo, denunciar todo lo que va en contra de la voluntad de Dios: la injusticia, la violencia, la corrupción, el maltrato. Y podemos invitar a todos a vivir ya de esta realidad tan cercana del Reino de Dios. Para nosotros, los cristianos, la realidad ya cambió. Ya no valen los valores de este mundo. Ya no valen el éxito, la riqueza, el prestigio. Lo que ahora vale es la solidaridad, el amor, la alegría y la justicia.
Jesús nos dice: "coman lo que les pongan; curen los enfermos y díganles: ‘El Reino de Dios está cerca de ustedes’." Nosotros, como laicos, podemos cumplir con esta misión. Es nuestra. No podemos esperar hasta que otros en la Iglesia cumplan con ella. Nosotros somos la Iglesia.
ACTIVIDADES MARZO 2018
Hace 7 años